Andaba el Sevilla de Antonio Álvarez deambulando por la Primera División, muerto en Champions League, herido de muerte en Europa League y sin estrenar en la Copa de su Majestad el Rey, cuando llegó el punto de inflexión que derivó en el cambio que quizás se debió de hacer antes.
El 26 de septiembre rodó la cabeza del marchenero debido a una gota, esa gota que colmó el vaso fue la derrota 2-0 ante un recién ascendido, el Hércules. No fue tanto la derrota, sino la imagen que dio el equipo. Muerto, sin ideas y peor aún, con toda una temporada por delante y tres competiciones que afrontar. La directiva nervionense, encabezada por José María del Nido, se reunía esa misma noche en el estadio Rico Pérez con una única intención, destituir a Antonio Álvarez y confiar el proyecto Sevilla Fútbol Club a alguien en quién de verdad confiara la directiva, no alguien como Álvarez y Jiménez que fueron renovados por los resultados más que por propia voluntad.
En las entrañas del Rico Pérez se respiraba crispación, algunos consejeros se oponían a la destitución del marchenero, pero tanto Monchi, como Del Nido, sobre todo Del Nido, inclinaron la balanza hacia la destitución. A eso de las 11 y media de la noche se hacía público que Álvarez dejaba de ser entrenador del Sevilla y se anunciaba a bombo y platillo el fichaje del tan ansiado y anunciado desde hace años Gregorio Manzano. Pero el fichaje de Manzano no fue fruto de una noche, las negociaciones ya estaban muy avanzadas hasta el punto de que había un contrato verbal hecho. Manzano acechaba expectante ante una debilidad de Álvarez que le diera la oportunidad que tanto estaba esperando.
Manzano tenía un reto difícil por delante. Levantar la moral de una plantilla infravalorada, subir la autoestima a algunos jugadores, antaño héroes, y sobre todo, devolver la alegría al Sanchez Pizjuán. En su primera intentona, y con apenas dos días de entrenamiento solventó la papeleta más difícil al vencer al Borussia Dortmund 0-1 y tranquilizar a la parroquia sevillista. El efecto Manzano se notaba. Luego llegaba a nervión el Atlético de Madrid, Manzano alineaba sorprendentemente a Renato y Romaric en el centro del campo dejando fuera a los fichajes (de la táctica hablaré en otro post), y le salió a pedir de boca. El Sevilla pasó como una apisonadora por encima de un Atlético de Madrid impotente. 3-1 en el marcador y jugadores como Romaric y Negredo tomando confianza. El efecto manzano ya había pasado, pero seguía su estela.
Pero llegó el parón por los partidos de clasificación de la selección española para la Eurocopa 2012. El técnico jienense tenía más de una semana para confeccionar a su Sevilla. Cuando todo parecía ir sobre ruedas llega una visita, aparentemente cómoda, ante el Sporting y el Sevilla cae derrotado 2-0 pecando de los malos vicios de etapas anteriores.
¿Se acabó el efecto Manzano?, ¿Nunca lo hubo?, ¿Es pronto para valorar aún?, ¿Está Manzano probando teclas a ver si da con la correcta?.
Preguntas lanzadas al aire que sólo podrán ser respondidas con una sola palabra, tiempo.
Pero llegó el parón por los partidos de clasificación de la selección española para la Eurocopa 2012. El técnico jienense tenía más de una semana para confeccionar a su Sevilla. Cuando todo parecía ir sobre ruedas llega una visita, aparentemente cómoda, ante el Sporting y el Sevilla cae derrotado 2-0 pecando de los malos vicios de etapas anteriores.
¿Se acabó el efecto Manzano?, ¿Nunca lo hubo?, ¿Es pronto para valorar aún?, ¿Está Manzano probando teclas a ver si da con la correcta?.
Preguntas lanzadas al aire que sólo podrán ser respondidas con una sola palabra, tiempo.
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